Con motivo de las declaraciones recientes de conductores de la televisión argentina, Farid Barquet Climent reseña el libro: Urruty, Peto, El silencioso dolor del fútbol argentino, In/Formados, La Plata, 2013, 76 pp.
Ardieron las redes sociales hace unas horas como reacción a los insultos que unos supuestos periodistas deportivos argentinos profirieron en contra del futbol mexicano e incluso contra México como país.
Por respeto a usted, lector, aquí no reproduciré las expresiones altisonantes ni mucho menos les daré contestación, como penosamente lo han hecho muchos de mis paisanos indignados, lanzando insultos de vuelta.
Lo que haré es destilar de groserías lo dicho por esos hablantes en televisión tan propensos al ultraje, para poder desprender de sus vociferaciones la idea —no argumento, pues éste va acompañado de razones y los señores distan mucho de parecer gente afecta a tenerlas—, que a mi parecer quisieron afirmar en su set televisivo pero que acabó sepultada en la montaña de improperios. La idea es la siguiente: los equipos de la Liga mexicana son malos, de lo que se colige, visto el chovinismo elemental de quienes la formulan, que son malos en comparación con los equipos argentinos.
En los años ochenta o noventa del siglo pasado muy pocas personas en México habríamos tenido elementos para desmentir semejante aserto. En cambio de unos diez años para acá, no sólo en México sino en la propia Argentina, hay muchas personas conocedoras que dicen: los equipos de la Liga argentina son malos. Y no sólo lo afirman dogmáticamente sino que lo explican a partir de una tendencia que se agudiza a pasos agigantados: la emigración cada vez más temprana de los jugadores más talentosos que Argentina produce en su condición histórica de gran semillero de futbolistas de calidad mundial.
Peto Urruty dedicó 76 páginas a describir este fenómeno que termina por lastimar a los aficionados locales (y que parecen desoír los maledicentes del micrófono que hoy atrajeron reflectores sólo por soeces) y las agrupó en un libro al que puso por título El silencioso dolor del futbol argentino. En él encontramos datos rigurosamente investigados como los siguientes: “…Daniel Pasarella jugó algo más de 300 partidos en Primera División antes de partir al exterior, y Martín Demichelis sólo jugó 80…”. Otro comparativo más: “…El Pato Fillol tuvo 500 partidos en la Argentina y Sergio Romero tan sólo 5…”.
La pobreza financiera endémica que azota a los clubes argentinos y que contrasta con el alto poderío económico de varios clubes extranjeros (incluidos algunos mexicanos), se conjugan para que la mayoría de los jugadores del país sudamericano ansíen salir de su patria, de ahí que Urruty sostenga que “hoy por hoy, los mejores están todos allá (fuera de Argentina) sin haber dejado rastros de nuestros torneos”.
Y Urruty aporta evidencias: Gonzalo Higuaín jugó apenas 42 partidos con el cuadro estelar de River Plate antes de ser contratado por el Real Madrid; Ángel di María menos todavía: apenas 39 con Rosario Central; Paulo Dybala se fue al Palermo de Italia a los 17 años sin haber estado en un club de Primera; Messi ni siquiera eso: apenas jugó en divisiones inferiores de Newells antes de partir a Barcelona cuando contaba con catorce de edad, mientras que Maradona arribó al mismo Barcelona habiendo jugado más de 200 partidos en su país y con cinco campeonatos de goleo a cuestas.
Los que hoy injuriaron a los equipos de la Liga mexicana bien harían en leer a Urruty y en ponerse a pensar (es un decir) si en verdad los equipos argentinos actuales son tan superiores a los mexicanos, así como preguntarse cuál es la cuota de responsabilidad de sus clubes en haber sentado las condiciones para que las distancias otrora abismales entre ellos y nosotros se hayan acortado en tiempos recientes, volviéndose tan “malos” (o casi) unos como otros.
Farid Barquet Climent es abogado, Profesor en el ITAM y en la Facultad de Derecho de la UNAM, y autor de un libro de textos de futbol, A perfil cambiado, que circula bajo el sello de Ediciones Coyoacán.